Fuego VI: El fuego de la herida
La grieta por donde entró la luz
En el pasado, y por mucho tiempo, intenté tapar mis heridas como si fueran errores. No quería que se notaran.
No por los demás —al menos no solamente—, sino porque yo mismo no sabía cómo mirarlas sin despreciarme.
Las heridas no eran siempre visibles.
No todas sangraban.
Algunas eran frases.
O silencios.
O miradas que me hicieron sentir fuera de lugar.
Heridas…
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