Fuego VII: El fuego del alma
Cuando dejo de pedir permiso para ser quien soy
Hubo un tiempo en el que creí que el alma era algo lejano.
Algo etéreo, superior, inalcanzable.
Una entidad difusa que habitaba más en los libros que en mi cuerpo.
Creí que para acceder a ella tenía que elevarme.
Dejar de tener miedo.
Dejar de sentir rabia.
Dejar de ser tan humano.
Y así fue como, sin darme cuenta, empecé a buscarme afuera.
Busqué en prácticas.
…
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