Hay momentos en los que la noche no comienza con el cielo oscureciéndose, sino con un estado de alerta interno que ya se ha instalado mucho antes de que caiga el sol. Una inquietud sutil que se arrastra durante todo el día y que al llegar la hora de dormir se vuelve insoportable. No es exactamente miedo. No es exactamente tristeza. Es algo más físico, m…
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