Lo que decís, te hace.
Mis palabras son el conjuro que enciende o apaga la hoguera de mi vida.
No lo supe durante mucho tiempo. Y quizás vos tampoco. Porque nadie nos enseña a escuchar la vibración de lo que decimos. Nadie nos dice que lo que pronunciamos en voz alta —y sobre todo en silencio— es más que un pensamiento con sonido: es una forma de energía que toma cuerpo, que a…
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