Hubo un tiempo en que no sabía quién era.
Solo sabía quién debía parecer.
El hijo correcto. El hombre tolerable. El sensible que no molestaba. El deseado que no deseaba demasiado. El compañero accesible. El espiritual educado. El cuerpo contenido.
Me entrené para actuar.
Me perfeccioné en el arte de no incomodar.
Aprendí a hacerme pequeño para ser aceptado.
Y…
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a El Cartógrafo del Fuego para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.